DI NO A TUS DOGMAS

domingo, 23 de octubre de 2011

Hasta ahora, sólo paranoia




Efectos de las radiaciones de la telefonía móvil en la salud

El día de ayer se dio a conocer un estudio (enlace al estudio) hecho por el Instituto de Cáncer y Epidemiología de Dinamarca en el que concluyen que el uso de teléfonos móviles no aumenta el riesgo de cáncer cerebral. Estos estudios fueron aplicados a más de 350 mil personas a lo largo de 18 años. Porque con el cáncer es así, se deben hacer estudios empíricos sometidos a sentencias estadísticas para llegar a alguna conclusión.

Ya antes se habían hecho otros estudios parecidos. Sin duda el tema es de interés general, a todos los niveles de la población, o por lo menos debería serlo, porque incluso los que no son usuarios, me atrevería a decir que absolutamente todos los humanos recibimos radiaciones electromagnéticas de alguna máquina creada por el hombre.
Pero, ¿por qué preocuparnos? ¿en qué recae este miedo a las radiaciones de los teléfonos móviles, las antenas y, en general, a las tecnologías inalámbricas? Yo creo que hay varios factores que dan sustento a esto.
Por un lado está el hecho de que existen radiaciones que han demostrado ser cancerígenas. Como los rayos X o los rayos gamma. Se ha comprobado que una larga exposición a determinado tipo de radiación, y a potencias suficientemente altas, generan daños a la salud.
Por otro lado está el misteriosísimo efecto de los hornos de microondas que logran calentar alimentos sin usar fuego, sólo con radiaciones electromagnéticas.
Está también el hecho de que hoy en día existen unos 5 mil millones de teléfonos celulares en uso alrededor del mundo. El móvil ya es un instrumento de uso cotidiano, la inmensa mayoría de la gente en las zonas urbanizadas hacen uso de él. Incluso ha dejado de ser un artículo de lujo considerando que su presencia ha dejado de ser exclusiva de las clases medias y altas.
A los humanos nos gusta comunicarnos, y la telefonía móvil ha permitido que lo podamos hacer casi desde cualquier lugar y a cualquier hora.
Así que es normal preocuparse por cómo funciona algo que usamos todos los días y que nos acompaña en nuestros bolsillos durante varias horas al día. Sobretodo si se trata de algo tan enigmático. Y qué más enigmático que lo que es invisible. Creo que la principal razón por la que nos preocupamos es por tratarse de algo desconocido, algo invisible.
Un dato: la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer de la Organización Mundial de la Salud considera que el uso de teléfonos celulares debe ser clasificado como "posiblemente cancerígeno para los seres humanos". Pero adivinen qué, bajo esta clasificación también está el café.

Es curioso darse cuenta de que la gente se preocupa más por la presencia de un poste con antenas para comunicaciones móviles, que por el uso del teléfono celular en sí. La noticia es que estamos mayormente expuestos a las radiaciones electromagnéticas al hacer una llamada por teléfono celular, que teniendo una antena a diez metros. Si es que existieran riesgos por la presencia de este tipo de ondas electromagnéticas, sería por el uso de los teléfonos, no por tener antenas en nuestro tejado. Esto es un hecho, por eso los estudios se centran en el uso del teléfono y no en las antenas base.

Hasta ahora no se ha comprobado que existan daños a la salud por el uso de teléfonos. Existen algunos reportes de gente que ha sufrido algunos daños y los ha atribuido a la presencia de grandes antenas en las cercanías. Incluso han habido casos en los que se han retirado postes de telefonía móvil ante las exigencias de algunas poblaciones. Así sucedió en Francia hace dos años.

Pero este locutor atribuye estos hechos al miedo a lo desconocido. No digo que no deban seguir haciéndose estudios, que no deban seguir habiendo regulaciones (porque toda antena y teléfono tiene restricciones legales de potencia; de hecho la Unión Europea establece un límite de potencia 75 veces por debajo del límite dañino, en Catalunya está legislado a ser 150 veces menor), sólo digo que mucho del miedo está alimentado por una gran dosis de ignorancia.

Sin embargo, por otro lado está el hecho ineludible de que el mercado de las telecomunicaciones es uno de los más grandes del mundo, de los que mueven más dinero en todo el planeta y, por lo tanto, de los sectores que más poder tiene y con ello más capacidad de manipulación de información. No me extrañaría que, así como las empresas tabacaleras y las petroleras han hecho durante décadas, muchos de los estudios y declaraciones "especializadas" estén influidas por los poderes de las telecomunicaciones.

El asunto está, a mi juicio, plagado de paranoias. Paranoias que además caen, en ocasiones, en sinsentidos, considerando que los que muchos pueden quejarse ante la construcción de una antena en su azotea, pero nunca ante la existencia de éstas en cualquier otro techo o, más extremo aún, ante la simple existencia de los teléfonos móviles.

Ante las pruebas que hasta ahora se han presentado y lo que personalmente he estudiado e investigado, sin ignorar por supuesto la posibilidad de que exista la manipulación de algunos estudios al respecto, yo opino, amable audiencia, que no hay, a la fecha, razones suficientes para temerle a las radiaciones de los teléfonos móviles. Usémoslos a todo gusto. Y no nos asustemos por la antena que hay a más de diez metros de nuestra ventana.


sábado, 22 de octubre de 2011

Entre la ingenuidad y la cobardía



Dos ancianos enamorados representan la expresión más sublime de amor. Es el reflejo de una vida triunfante, la respuesta a la incógnita de la felicidad. Y la majestuosidad del hecho recae en la sencillez y la sinceridad abrazadas en maciza sabiduría. Saberse enamorado siendo un anciano es saber que todas las decisiones tomadas en la vida fueron las correctas.


Antes de llegar ahí vivimos agazapados, aterrados ante la latente posibilidad de dar un paso equivocado. 


No conoce el equilibrio entre la ingenuidad y el verdadero amor. Éste último inventado por él, porque de amor verdadero nadie sabe nada. Y entre la duda se le escapan de las manos las que hubieran sido las expresiones más sinceras de cariño. Y entre pasiones se le escapan las mentiras que van construyendo puentes de papel, de los que jamás han logrado hacer cruzar al tiempo. Y todo por pensar demasiado o no pensar nada. Todo por no seguir su corazón o sólo seguirlo a él. Todo por cobarde o por atrabancado.


miércoles, 12 de octubre de 2011

Raíces al cielo

Corriendo con las piernas, porque las tengo, y trato de aprovecharlas, por el mundo. No me detengo, pararse es confundirse, es definirse, es sesgar el pensamiento y el sentimiento y el espíritu. Corriendo, sin hablar, escuchando tan sólo, conociendo, aprendiendo.
El tiempo pasa, se crece, se empieza a hablar. Y cuando se está preparado se sienta uno. Se establece, y se multiplica. ¿para corregir? O no, no se sabe, no lo sé aún, sigo callado.
¿pero es corriendo? ¿o sólo moviéndose, caminando? ¿Con las piernas o con la cabeza, con el alma? Hay que salir de la caja. Si no te mueves se va haciendo más y más y más pequeña y los problemas no se pueden resolver fácilmente. No se tiene la posibilidad de una perspectiva global del asunto y uno está con los ojos medio cerrados. Imposibilitado para dar una opinión o un sentimiento correcto, sabio, imparcial, que ayude. Por eso hay que moverse. Pero ¿hacia dónde? Donde sea, cambiando, mutando, nomadeando. En corazón, cuerpo y mente. Sin la necesidad de distorsionar sofisticadamente el entorno físico, simplemente considerando siempre la exploración de otros caminos, colores y espacios. Con la congruencia como compañero de conciencia, pero sin que signifique una limitante para que la sabiduría se alimente.
Vamos caminando, con las piernas y el corazón y la mente; para que las raíces que echemos sean hacia el cielo y no hacia la tierra.


Entre la libertad y la indefinición

Tengo dios pero dejé de creer en él.
Tengo patria pero dejé de creer en ella.
Tengo amor pero dejé de creer en él.
Ya sólo me queda un lastre. Cuando la decepción me haga dejar de creer en ello, ¿sentiré liberación o desolación?

viernes, 7 de octubre de 2011

Libels settles nothing

Escribe George Orwell en su libro Homenaje a Cataluña refiriéndose a las divisiones internas del lado anti-fascista durante la Guerra Civil Española:

There is already the beginning of a dangerous split in the world working-class movement. A few more libels against life-long Socialists, a few more frame-ups like the charges against the P.O.U.M., and the split may become irreconcilable. The only hope is to keep political controversy on a plane where exhaustive discussion is possible. Between the Communists and those who stand or claim to stand to the Left of them there is a real difference. The Communists hold that Fascism can be beaten by alliance with the sections of the capitalist class (the Popular Front); their opponents hold that this manoeuvre simply gives Fascism new breeding-grounds. The question has got to be settled; to make the wrong decision may be to land ourselves in for centuries of semi-slavery. But so long as no argument is produced except a scream of "Trostky-Fascist!" the discussion cannot even begin. It would be impossible for me, for instance, to debate the rights and wrongs of the Barcelona fighting with a Communist Party member, because no Communist (that is to say no 'good' Communist) could admit that I have given a truthful account of the facts. If he followed his party 'line' dutifully he would have to declare that I am lying or, at best, that I am hopelessly misled and that anyone who glanced at the Daily Worker head-lines a thousand miles from the scene of events knows more of what is happening in Barcelona than I do. In such circumstances there can be no argument; the necessary minimum of agreement cannot be reached. What purpose is served by saying that men like Maxton are in Fascist pay? Only the purpose of making serious discussion impossible. It is as though in the middle of a chess tournament one competitor should suddenly begin screaming that the other is guilty of arson and bigamy. The point that is really at issue remains untouched. Libel settles nothing.



lunes, 29 de agosto de 2011

Al que roba...revísale el cuello

Dicen que los que roban son injustos.
Fuimos enseñados a condenar todo acto fuera de la ley; principalmente las de las tablas de la ley, las de los diez mandamientos. Y de manera enérgica en contra de todo acto de robo.
Dicen que robar es tomar para sí lo ajeno. Ajeno es lo perteneciente a otra persona. Pertenencia es aquella cosa que es propiedad de alguien.
¿Y cómo se definen las propiedades? ¿Cómo nacen? Somos propietarios de aquellas cosas que nos han regalado, o que nos hemos ganado trabajando, que hemos comprado o intercambiado, ¿no? O que nos han heredado, supongo.
Si nadie nos regala nada ni hemos heredado nada, sólo podemos obtener una pertenencia a través del trabajo. Eso es lo que dicen. Es como debe funcionar. Ya sea pertenencia individual o colectiva, ¿qué es preferible?, ese es otro debate.
Uno trabaja y obtiene algo a cambio. Así nos condenó el dios vengativo:



Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. 

Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. 
Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás. 


¿Cuánto?, ¿cuántas pertenencias obtenemos por nuestro trabajo? Dependerá de cuánto trabajes, ¿o no? Eso no lo aclaró dios. Pero el sentido común nos ayuda a saber que a cuánto más trabajo, más pertenencias.
¿O será que el que es más listo obtiene más?, ¿o el más fuerte?, ¿o el más hijo de puta?

Pues algo en ello hay de cierto porque sabemos que en este mundo, la cantidad de trabajo no es proporcional a la cantidad de pertenencias. Y aunque parezca extraño, esto no es claro para toda persona. ¡Sí señor!, existe gente que afirma que la pobreza existe a consecuencia de la holgazanería. Esta afirmación es, a su vez, consecuencia de la ignorancia, consecuencia a su vez, en muchos casos, de métodos de manipulación, premeditados desde las altas cúpulas económicas y gubernamentales. Tristemente.

Resulta entonces que trabajar no es suficiente para adquirir una pertenencia.
- ¿A un coche te refieres?
- No hombre, me refiero a lo que permita comer, vestir, calzar y refugiarse.
- ¡No inventes!

Un dato: Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), en México existen 12 millones de personas en pobreza extrema. Es decir, el diez por ciento de la población no puede cubrir sus necesidades de comida, agua potable, techo y salud. Uno de cada diez. Imagina caminar por la calle y saber que una de cada diez personas que veas vive en esas condiciones. 
¡Ah! pero no las vamos a ver. Están allá en la sierra, están allá en el desierto, están en las alcantarillas, están en la selva.

El sistema de trabajo a cambio de pertenencias no funciona. Y eso lo sabe el Estado, así que éste facilita mecanismos que aseguren las necesidades básicas. La CONEVAL ya nos dice que esto tampoco funciona. Doce millones de personas en México que luchan por sobrevivir. Doce millones que están fuera del amparo del Estado, fuera del amparo de la sociedad, fuera de...¿México?

¿Quién tendrá el cinismo suficiente para exigirles a esos doce millones que se adpaten a las leyes de dios? Las leyes de dios y del Estado los mantienen en condena de muerte.

De esos doce millones hay quienes deciden "no entrarle" a eso de las leyes, porque las leyes los han traicionado, las leyes los van matando, las leyes los hace vivir el infierno en vida.
Y llegan pues los abandonados a las urbes y la verdadera injusticia los golpea en la cara. La injusticia de la opulencia.
Así que sí hay, y hay para todos, pero se los llevó el listo, el fuerte y el hijo de puta. Habrá pues que hacer un mínimo intento por equilibrar el asunto. Me parece justo.

Y el de los doce millones roba un coche, roba una cartera, roba una torta. ¡Sacrilegio! ¡Ha roto el séptimo mandamiento!
- Pero no tengo que comer.
- ¡Blasfemo!
- Pero no tengo casa.
- ¡Ladrón!
- Pero no tengo medicina.
- Escoria de la sociedad.
- ¿Sociedad?

¡Cuál sociedad! Doce millones desterrados de la "sociedad".

De entre ladrones sólo nos enseñaron a discriminar entre los de cuello blanco y el resto. A los primeros se les exculpa, el resto es condenado. Sí, aunque sea de los doce millones.

Una sociedad no puede exigir el cumplimiento de una ley que vaya en contra de la vida. Quienes luchan por sobrevivir quedan fuera de las leyes que suponen un Estado funcional, y por lo tanto tienen el derecho moral a hacer su lucha distribuyendo pertenencias, así sea sacando una cartera.

sábado, 27 de agosto de 2011

La luz que te cegó

El coyote es tu Siddhartha
El coyote es tu Jesús
Es teoría de lo correcto
La teoría de la bondad

El coyote está en tu escrito
El coyote es tu razón
Es lo que has iluminado,
Con la luz que te cegó

El coyote es el consejo
El coyote es el bastón
Pero vive del deshecho
Que escupió tu corazón

jueves, 25 de agosto de 2011

Horizonte

Horizonte de piel de bestia.
Piel sin pelo, piel de esquizofrenia.
Nunca se está listo para la locura,
se tiene que tomar sin esperar domarla.

Y cuando la bestia llame,
y sientas aquel deseo irracional,
no busques más allá de tu mano.
Está cerca, está desnuda.

jueves, 23 de junio de 2011

Miedo a lo poco probable

Considero como un error tenerle miedo a lo poco probable. Sí, nada es imposible, pero si tomamos esta idea como pretexto para fundamentar nuestros miedos tendremos muy limitadas las experiencias de vida y aprendizajes.
Lo que sea poco probable que suceda debe enfrentarse como si no existese. Si no existe, no hay dónde implantar el miedo.

No dejemos de salir a la calle en un día lluvioso porque exista la posibilidad de ser abatidos por un rayo que entre por la cabeza y estalle las yemas de nuestros dedos. Pues lo mismo para todo lo demás.

Lightning strike January 2007

jueves, 19 de mayo de 2011

QuestoQuelotro 4

QUESTO: ¡No puedo callarlo más! Hay algo que no me deja tranquilo. Creo que es un error querer llegar a Marte. Creo que es egoísta seguir invirtiendo tanto tiempo, recursos, espacios y personas a la investigación en áreas de alta tecnología que sólo están destinadas al ocio. Entiendo la necesidad de evolucionar técnicamente para hacer la vida más sencilla, curar enfermedades o disminuir en lo posible el sufrimiento de la gente, pero ¿en qué mejora la vida de alguien cuando le ofreces una tecnología de cuarta generación en las comunicaciones móviles? ¿Qué cambia que represente una mejora en su vida? Simplemente se podrá divertir un poco más. Y no digo que esto no esté bien, es sólo que hay mayores prioridades en este mundo. Demasiada energía imprimida en estos campos cuando aún no está resuelto el problema del hambre. Millones de personas siguen muriendo de hambre y de enfermedades curables en este planeta.
¿No existe entonces un desequilibrio en las áreas de investigación a las que la humanidad se está concentrando? ¿Por qué no resolvemos primero asuntos de primera necesidad y una vez resueltos nos ponemos a inventar nuevos Nintendos?
¿Una nueva Agencia Espacial? Treinta millones en pobreza alimentaria y, ¿se pretende tener una agencia espacial? Creo que hay un error.

QUELOTRO: No se puede limitar la investigación científica y tecnológica. Si se limita se cancela el futuro evolutivo de la sociedad. Los problemas de pobreza no son por una falta de investigación en las áreas sociales o económicas, son por errores de implementación, son por vicios humanos que no permiten que se utilicen las herramientas ya creadas para curar los problemas básicos de la humanidad. No se va a corregir eso concentrando menos esfuerzos en la investigación tecnológica. Por ejemplo, gracias a cosas descubiertas por Fourier hace más de dos siglos, contamos hoy en día con la tecnología digital. Lo que hoy estemos descubriendo e investigando podrá parecernos inútil, pero puede significar mejoras en la vida del ser humano en el futuro.

continuará...

domingo, 15 de mayo de 2011

Escribe por ahí Hermann Hesse:

Un hombre capaz de comprender a Buda, un hombre que tiene noción de los cielos y abismos de la naturaleza humana, no debería vivir en un mundo en el que dominan el common sense, la democracia y la educación burguesa.

QuestoQuelotro 3

QUESTO: La gigantesca mayoría de los seres humanos tienen exactamente las mismas capacidades físicas e intelectuales. Las exepciones radican en los superdotados. Las brechas que se crean entre individuos en el carácter de capacidades fisiológicas y en el llamado coeficiente intelectual, radican únicamente en los miedos que cada uno tiene. El miedo a hacer cualquier cosa en la vida, desde correr hasta pensar, limita los alcances que potencialmente tenemos desde el nacimiento para desarrollar nuestras máximas capacidades. Éstas, repito, no se diferencian entre personas.

QUELOTRO: Sí, la cantidad de miedos que uno genera a lo largo de la vida es indirectamente proporcional al autoestima y a la confianza en sí mismo. Pero no tienen todos exactamente las mismas capacidades, es sólo que las diferencias innatas son sumamente pequeñas comparadas con las que se van creando a partir de los mentados miedos.

jueves, 12 de mayo de 2011

Quiero que vengan las notas

Las notas pal cuaderno blanco sin rayas pintadas. Sólo rayas por las que se filtra la tinta cuando es poco espesa, las que pertenecen al mismo material de la hoja. Las que quisiéramos ver más de cerca para estudiar la formación de los que parecen ser fractales. Siguiendo la línea que marca el tejido enramado del papel.
Ahí irán las notas que se vayan escupiendo desde la cabeza, la memoria, los sueños, las dudas y los amores. Deberán ir las notas entonces cerca de uno, bajo el brazo o bajo la cremallera de cual sea el bolso amigo de todo o cualquier andar.
Y esta vez también irán las notas de la mano de la belleza. La belleza caligráfica, la belleza lingüística y también, cuando quepa, la belleza plástica que pueda emanar de algún dibujo. Dibujo abrazado por aquellos fractales de ríos de tinta absorbida por las fibras blancas, muy blancas, del papel. Papel grueso, robusto, con sonido. Que denote fuerte personalidad al ser tocado, acariciado o vuelto, de modo que prohíba albergar banalidades.
Las notas pal cuaderno blanco sin rayas pintadas. Sin artilugios que distraigan a posibles, jóvenes, futuros lectores.
Voy a buscar el cuaderno.

martes, 10 de mayo de 2011

El infierno de los vivos

“El infierno de los vivos no es algo por venir: hay uno, el que ya existe aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Hay dos maneras de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos; aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de dejar de verlo. La segunda es riesgosa y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacer que dure, y dejarle espacio”.


Italo Calvino

¿Saco a medida de quién?

Del Tractat del lobo estepario de El lobo estepario de Hermann Hesse. Esto hace casi un siglo, así que tal vez sería correcto actualizar el término burgués con algún otro más ad hoc a nuestros tiempos. Pero la vigencia es ineludible, es una realidad enquistada en nuestro entorno. Dice así:


[...] Pero el burgués no estima a nada tanto como al yo (claro que un yo desarrollado sólo rudimentariamente). A costa de la intensidad alcanza seguridad y conservación; en vez de posesión de Dios, no cosecha sino tranquilidad de conciencia; en lugar de placer, bienestar; en vez de libertad, comodidad; en vez de fuego abrasador, una temperatura agradable. El burgués es consiguientemente por naturaleza una criatura de débil impulso vital, miedoso, temiendo la entrega de sí mismo, fácil de gobernar. Por eso ha sustituido el poder por el régimen de mayorías, la fuerza por la ley, la responsabilidad por el sistema de votación.

     Es evidente que este ser débil y asustadizo, aun existiendo en cantidad tan considerable, no puede sostenerse, que por razón de sus cualidades no podría representar en el mundo otro papel que el de rebaño de corderos entre lobos errantes. Sin embargo, vemos que, aunque en tiempos de los gobiernos de naturalezas muy vigorosas el ciudadano burgués es inmediatamente aplastado contra la pared, no perece nunca, y a veces hasta se nos antoja que domina en el mundo. ¿Cómo es esto posible? Ni el gran número de sus rebaños, ni la virtud, ni el common sense, ni la organización serían lo bastante fuertes para salvarlo de la derrota. No hay medicina en el mundo que pueda sostener a quien tiene la intensidad vital tan debilitada desde el principio. Y sin embargo, la burguesía vive, es poderosa y próspera. ¿Por qué?

     La respuesta es la siguiente: por los lobos esteparios. En efecto, la fuerza vital de la burguesía no descansa en modo alguno sobre las cualidades de sus miembros normales, sino sobre las de los extraordinariamente numerosos outsiders, que puede contener aquélla gracias a lo desdibujado y a la elasticidad de sus ideales. Viven siempre dentro de la burguesía una gran cantidad de temperamentos vigorosos y fieros. Nuestro lobo estepario, Harry, es un ejemplo característico. Él, que se ha individualizado mucho más allá de la medida posible a un hombre burgués, que conoce las delicias de la meditación, igual que las tenebrosas alegrías del odio a todo y a sí mismo, que desprecia la ley, la virtud y el common sense, es un adepto forzoso de la burguesía y no puede sustraerse de ella. Y así acampan en torno de la masa burguesa, verdadera y auténtica, grandes sectores de la humanidad, muchos millares de vidas y de inteligencias, cada una de las cuales, aunque se sale del marco de la burguesía y estaría llamada a una vida de incondicionalidad, es, sin embrago, atraída por sentimientos infantiles hacia las formas burguesas, y contagiada un tanto de su debilitación en la intensidad vital, se aferra de cierta manera a la burguesía, quedando de algún modo sujeta, sometida y obligada a ella. Pues a ésta le cuadra, a la inversa, el principio de los poderosos: "Quien no está contra mi, está conmigo".

     Si examinamos en este aspecto el alma del lobo estepario, se nos manifiesta éste como un hombre, al cual su grado elevado de individuación lo clasifica ya entre los no burgueses, pues toda individuación superior se orienta hacia el yo y propende a su aniquilamiento. [...] La inmensa mayoría de los intelectuales, la mayor parte de los artistas pertenecen a este tipo. Únicamente los más vigorosos de ellos traspasan la atmósfera de la tierra burguesa y llegan al cosmos, todos los demás se resignan o transigen, desprecian la burguesía y pertenecen a ella sin embargo, la robustecen y glorifican, al tener que acabar por afirmarla para poder seguir viviendo. [...] Los pocos que consiguen desgarrarse con violencia logran lo absoluto y sucumben de manera admirable; son los trágicos, su número es reducido. Pero a los otros, a los que permanecen sometidos, cuyos talentos son con frecuencia objeto de grandes honores por parte de la burguesía, a éstos les está abierto un tercer imperio, un mundo imaginario, pero soberano: el humorismo. [...] El humorismo es siempre un poco burgués, aun cuando el verdadero burgués es incapaz de comprenderlo. [...] Al poseído de Dios le es, sin duda, muy posible afirmar al criminal, y viceversa; pero a ambos, y a todos los otros seres absolutos, les es imposible afirmar aquel término medio tibio y neutral, lo burgués. Sólo el humorismo, el magnífico invento de los detenidos en su llamamiento hacia lo más grande, de los casi trágico, de los infelices de la máxima capacidad, sólo el humorismo (quizá el producto más característico y más genial de la humanidad) lleva a cabo este imposible, cubre y combina todos los círculos de la naturaleza humana con las irradiaciones de sus prismas. Vivir en el mundo como si no fuera el mundo, respetar la ley y al propio tiempo estar por encima de ella, poseer "como si no se poseyera", renunciar como si no se tratara de una renunciación -tan sólo el humorismo está en condiciones de realizar todas estas exigencias, favoritas y formuladas con frecuencia, de una sabiduría superior a la vida.

domingo, 10 de abril de 2011

TIC Social

[Para escuchar el podcast (programa 57): nomadasintopico.contrabanda.org/ ]

Las nuevas TIC, tecnologías de la información y la comunicación, han ido redefiniendo, desde hace ya algunos años, de manera indiscutible durante todo lo que va del siglo XXI, las formas de interacción interpersonal e intercomunitarias. Las formas en sí, de comunicarse. Comunicarse para compartir información, para expandir los horizontes del conocimiento que nuestra percepción, a través de los cinco sentidos, limita a espacios de máximo unos cuantos cientos de metros.

Ese alcance comunicativo crece en cantidad y calidad a través del tiempo gracias a la tecnología. Desde la escritura, entendida como tecnología de comunicación, que rompió con las barreras de los sentidos al hacer posible el envío de mensajes escritos, hasta hoy en día con el teléfono celular por ejemplo.

Pero la velocidad evolutiva de dichas tecnologías no ha sido siempre la misma. La situación era distinta a mediados del siglo XIX.

Cuando Samuel Morse tenía cuarenta años, en 1832, inventó el telégrafo. En 1861, treinta años más tarde, se conectó la costa este con la costa oeste de Estados Unidos dando fin al Pony Express que te permitía el lujo de recibir tu correo postal en California, 10 días después de enviado desde Nueva York. Los mensajeros iban a caballo.

El teléfono se inventó en 1871, un año antes de que Morse muriera. Morse sólo supo de puntos y rayas para poder comunicarse en tiempo real con alguien fuera del alcance de la vista.

Voy a utilizarme como ejemplo para hacer una sencilla comparación. Ciento cincuenta años después de inventado el telégrafo, en 1982, nací yo. En ese entonces sólo se usaba de modo cotidiano, el teléfono, el correo postal y en entornos privilegiados, el fax. La primera vez que hice una llamada por teléfono celular tendría unos doce años. La primera vez que navegué por Internet fue en la biblioteca de mi escuela cuando tenía unos catorce años y yo creyendo que el bibliotecario lo usaba para ver pornografía cuando descubrí que visitaba una página que se llamaba HOT-mail punto com. Ese fue mi primer acercamiento al correo electrónico.
Hoy en día, quince años más tarde, puedo escuchar y ver en tiempo real a alguien que se encuentre del otro lado del mundo. Ahora tengo teléfono celular, cuatro cuentas de correo electrónico, cuenta de Facebook, tres blogs, tengo Twitter, cuenta de Skype, uso el chat de Messenger, el chat de Gmail,..., a través de cualquiera de éstos me puedes encontrar y no soy ninguna excepción.
A diferencia de Morse, en mi corta vida he sido testigo de una constante modificación de las formas de comunicación. No necesito esperar a que se me caigan los dientes y pueda contar una historia a mis nietos de cómo el mundo era diferente cuando era joven. El mundo era diferente hace diez años.

La velocidad con la que hoy en día crecen las TIC, las tecnologías de la información y la comunicación, permite que seamos protagonistas en la historia de su evolución y de los impactos de éstas en la vida social, económica y política de nuestro entorno. Ya no como hitos aislados que marcan un antes y un después, sino como evoluciones que viajan en pendiente contante, hacia arriba, y que no han dejado de acelerar ante los ojos de toda persona común y corriente desde hace unos veinte años. Porque antes los avances tecnológicos estaban allá afuera, lejos. Eran imperceptibles, ajenos a nuestra cotidianidad. Ethernet existe desde los años setenta, pero no fue visible para los mortales, no-investigadores, no-Harvard, no-IEEE, sino hasta los noventa diría yo.
Desde que nací en 1982 y durante casi todo lo que restó del siglo XX, mi método de comunicación cotidiana fue el teléfono fijo. Teníamos clases en la escuela en las que nos enseñaban a enviar un correo electrónico. Eso hoy en día es impensable. Hoy en día los teléfonos móviles y los sistemas de comunicación evolucionan en nuestras manos, evolucionan de un día para otro. Los profesores de las asignaturas de comunicaciones ópticas deben actualizar su material didáctico de un semestre a otro porque lo último en tecnología ya cambió. Y sucede que los alumnos van corrigiendo a los profesores.

Ante este escenario, o nos subimos al tren o nos quedamos, el tren ya no se para. Al menos por unas cuantas décadas.
Les ofrezco unos datos reveladores:

El primer cable telefónico trasatlántico se tendió en 1956 con 36 canales. O sea que se podían hacer 36 llamadas al mismo tiempo entre América y Europa.
Veintitrés años después, en 1979 se tendió un cable con 4000 canales. ¡Uf que brinco! Mil veces más que en el 56. Bueno pues otros veintitrés años más tarde, en 2002 se tendió el VSNL, ahora con el equivalente a 80 millones de canales de voz, 20 mil veces más que en el 79. ¿Qué vendrá en 2025?

Mientras pensamos en eso regresemos a 1979, cuando 4000 canales de comunicación cruzaban el Atlántico, y cuando también nació uno de los mejores discos de la historia contemporánea. Vamos con algo de Pink Floyd. Esto es Another Brick in the Wall del disco The Wall. Volvemos con más.





Bueno, seguramente todos somos conscientes de lo mencionado anteriormente en cuanto a la velocidad a la que las tecnologías han evolucionado. El tema ahora es preguntarnos, ¿cómo debemos responder ante ello?
Tres aspectos fundamentales han de cambiar con las nuevas tecnologías de la información y la comunicación: los modos de obtener información, los modos de comunicarnos y los modos de organización social.

Lo interesante de las nuevas TIC es que ahora la comunicación se convierte en una que deja de ser desde un centro emisor activo hacia miles de receptores pasivos (como sucede en la televisión o la radio), para empezar a convertirse en miles de emisores activos hacia miles de receptores potencialmente activos.
Claro es que los medios de comunicación masiva ejercen conductas oligárquicas en las que unos cuantos deciden lo que se va a transmitir a los receptores. Cierto es que los fuertes poderes económicos y políticos dictan las líneas editoriales de la mayoría dichos medios masivos y, en consecuencia, la de la mayoría de los hogares, es decir, la opinión pública. Internet surge pues como fuente de información alternativa. Mi intención no es tanto debatir sobre la libertad de expresión en Internet, sus alcances temporales y espaciales, la gran heterogeneidad y diversidad que se pude hallar en las redes de tele-informática. La cuestión que pongo sobre la mesa es si éstas NTIC están siendo aprovechadas para crear  nuevos nichos de información, de calidad, ajenos a los grandes medios de comunicación, que realmente representen una opción alternativa a los dominados por las élites económicas y políticas.

En lo que respecta a los nuevos modos de comunicación los jóvenes han hecho buen trabajo acoplándose a las nuevas tecnologías. En sí los individuos, los que las tienen a su alcance, en general, lo han hecho sin problemas. Por otro lado, las grandes corporaciones también lo han hecho bien, el gran capital muchas veces da dirección a las áreas de crecimiento tecnológico, los banqueros, los gigantes de los medios masivos de comunicación, los gobiernos, todos ellos seguro que se han subido al tren, han adaptado los sistemas que los definen a las nuevas tecnologías. Entonces surge la pregunta: ¿Qué hay de los pequeños grupos? ¿Qué hay de los movimientos sociales, anti-capitalistas, de contra-información, disidentes, o en general, que luchan por la justicia social? ¿Se han (nos hemos) adaptado a este ritmo de crecimiento? Así de bote-pronto, sin ir demasiado lejos, consciente de una la necesidad de una reflexión más profunda, diría que no. Y me permito hacer una auto crítica. ¿Quienes nos están escuchando ahora mismo? ¿Quienes escuchan nómadaSintópico? ¿Cuántos por radio y cuántos por Internet? ¿Qué opina esta gente? No sólo no lo sabemos de cierto, no tenemos ni idea. Y mientras sigamos limitándonos a sólo un número telefónico ¡fijo! ¡de Barcelona! como único medio para que el auditorio se comunique con nosotros, seguiremos sin saberlo y limitando además nuestra capacidad de alcance. ¿Somos excepción o regla?

Internet no simboliza, por sí solo, la debacle de los monstruos de las comunicaciones y de ningún sistema capitalista. Lo que sí ofrece es la posibilidad de pararse en un escenario con las mismas oportunidades de lucha. Sólo la posibilidad, de nosotros depende el resto, basándonos en los nuevos modos de organización.

Sin duda la facilidad con la que contamos ahora para transmitir un mensaje, ha permitido una mayor difusión de demandas sociales, exigencias y descripción de acontecimientos prácticamente en tiempo real. Pero hasta qué punto resulta ser insuficiente. Hasta qué punto las cúpulas económicas y políticas han sabido contrarrestar estos mares de correos, "posts", twitterazos, feisbucazos. Victor Sampedro Blanco dice en el libro titulado Ciberactivismo de editorial Virus: "Si Internet está generando un nuevo espacio público, la capacidad liberadora del mismo va a depender de nuestra habilidad para interpelar desde él al Poder - no sólo simbólicamente - y para auto organizarnos en redes, no sólo virtuales, sino de carne y hueso."

Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación han permitido entonces, entre miles de cambios en muchos de los aspectos de vida individual y social de muchísimos hombres y mujeres, alternativas a tres cosas que han de ser los ejes de discusión dentro de esta cápsula:

Alternativas para comunicarnos, alternativas para informarnos y alternativas para organizarnos.

Qué iniciativas proponen dichas alternativas. Eso es lo que habremos de ir estudiando y debatiendo cada quince días. ¿Qué papel están jugando loas radios comunitarias y radios libres? ¿Qué es contra-información? ¿Qué es software libre? ¿Quiénes son esos de nodo50 e Indymedia? ¿Qué es el ciberactivismo y el hacktivismo? ¿Ciberfeminismo, ciberguerrillas, desobediencia civil electrónica?
Aunque ya por ahí dijeron, no habrá que caer en los excesos porque mejor Redes y amor de carne y hueso, en lugar de cibersexo.

El grupo británico The Buggles escribió en 1979 una canción titulada "Video killed the radio star" En ella profetizaban la muerte de la música a través de la radio con la llegada de la música televisada. Esto, como sabemos, no sucedió, como tampoco creo que mueran los demás medios de comunicación con la llegada de Internet y otras tecnologías de comunicación. Lo importante es usarlas para crear alternativas reales.

Nos despdimos pues con esta rola de The Buggles. Video killed the radio star. Seguimos en nómadaSintópico aquí en Contrabanda, no se vayan.