DI NO A TUS DOGMAS

jueves, 23 de abril de 2009

La naturaleza de la derecha

Algunos filósofos han tenido el valor de afirmar que el hombre es egoísta por naturaleza. El egoísmo, definido por la Real Academia Española, es el "inmoderado y excesivo amor a sí mismo, que hace atender desmedidamente al propio interés, sin cuidarse del de los demás."
Seguramente, entre los estudios que hacen dichos filósofos, habrán agregado también que esta condición prenatal podrá acentuarse a lo largo de la vida. Habría que preguntarles entonces que tan egoísta es el hombre al nacer. Porque sin duda en todo hay matices. Pero supongamos que el punto es simplemente decir que todos tenemos esta característica.
Considerando esta tesis como fundamento, expongo lo siguiente: La derecha política, por naturaleza, es egoísta. O por lo menos más egoísta que la izquierda política.
El liberalismo, bandera de la derecha política, defiende que el progreso social se halla en el individualismo. "Una persona está mucho más motivada a trabajar si saca beneficio propio." Y la cuestión no es discutir si esto es cierto o no, sino si se debe promover o no. Porque el error es creer que haciendo crecer un aspecto de la sociedad, basado en una conducta pasional del ser humano, como lo es el egoísmo, se puede alcanzar un bienestar social generalizado. Es decir, los de derecha justifican la promoción del individualismo por ser una condición de la naturaleza humana. Si las políticas de Estado obedecieran sólo a las pasiones del hombre, la sociedad dejaría de existir como tal.
Y es que es un círculo vicioso. El egoísmo es fomentado por actos egoístas. Estas políticas económicas de la derecha promueven además la concentración de la riqueza (o desigualdad, en palabras más sinceras). A los potentados que controlan este mundo les conviene que se viva en una realidad que nutra el individualismo, concentrando así la riqueza bajo el pedestal que los yergue, cada vez más alto, sobre la mayoría.
Puede ser cierto: bajo las condiciones más comunes de una sociedad, la mayoría de las personas trabajan mejor si saben que obtendrán un beneficio propio. Esto quiere decir que si se propone que la gente trabaje por un beneficio común, se obtienen menores resultados. Tal vez sea cierto, pero en primer lugar esto, por definición, es un acto egoísta, y en segundo, en este análisis, sólo se consideran los beneficios materiales. ¿Qué hay del resto de los valores que sostienen una comunidad? Esta conducta de individualismo atenta contra la solidaridad, la confianza, la unidad y la fraternidad, entre otros.
La derecha ha ido pudriendo a la sociedad mundial desde su interior, gracias al virus del individualismo que sólo responde a instintos naturales del ser humano. Hasta que la razón no prevalezca como lineamiento medular de toda política implementada en una sociedad, seguiremos sin alcanzar un bienestar común. Porque eso es lo que queremos todos, ¿cierto?