DI NO A TUS DOGMAS

jueves, 30 de septiembre de 2010

El virus trajo un regalo

Antes sufría de bronquitis crónica. Se apaciguó la pena una vez que traté mis alergias a pólenes de árboles. De los que abundan en el Distrito Federal como el fresno o el álamo.
Aun así me seguía enfermando de los aparatos para respirar de vez en cuando. Pero nunca tan severo como cuando estudiaba la secundaria.
Desde hace unos días que estoy enfermo. No es muy serio, pero algo hay de parecido con los estragos antaños porque los pesares me transportan diez o hasta quince años al pasado. Los síntomas de mi gripa en esta ocasión han servido de vínculo para recordar sentimientos, angustias, felicidades, intereses en general de cuando tenía entre 13 y 16 años. Por ahí más o menos.
Es muy curioso. Cual si fueran olores que te hacen recordar algún lugar o persona, los oídos tapados, las zonas específicas de dolor en la cabeza, la geometría que se define en mi "cuerpo cortado", me sacan suspiros de adolescencia.
Así que en esta ocasión el virus trajo un regalo. La enfermedad me sabe a pasado. Ese pasado caracterizado por las dudas de la vida, del amor, del futuro. Es como vivir en dos tiempos. Recordando las preguntas que me hacía en los ayeres, puedo ahora compararlas con lo que hasta ahora he recopilado para tratar de contestarlas.