DI NO A TUS DOGMAS

domingo, 10 de abril de 2011

TIC Social

[Para escuchar el podcast (programa 57): nomadasintopico.contrabanda.org/ ]

Las nuevas TIC, tecnologías de la información y la comunicación, han ido redefiniendo, desde hace ya algunos años, de manera indiscutible durante todo lo que va del siglo XXI, las formas de interacción interpersonal e intercomunitarias. Las formas en sí, de comunicarse. Comunicarse para compartir información, para expandir los horizontes del conocimiento que nuestra percepción, a través de los cinco sentidos, limita a espacios de máximo unos cuantos cientos de metros.

Ese alcance comunicativo crece en cantidad y calidad a través del tiempo gracias a la tecnología. Desde la escritura, entendida como tecnología de comunicación, que rompió con las barreras de los sentidos al hacer posible el envío de mensajes escritos, hasta hoy en día con el teléfono celular por ejemplo.

Pero la velocidad evolutiva de dichas tecnologías no ha sido siempre la misma. La situación era distinta a mediados del siglo XIX.

Cuando Samuel Morse tenía cuarenta años, en 1832, inventó el telégrafo. En 1861, treinta años más tarde, se conectó la costa este con la costa oeste de Estados Unidos dando fin al Pony Express que te permitía el lujo de recibir tu correo postal en California, 10 días después de enviado desde Nueva York. Los mensajeros iban a caballo.

El teléfono se inventó en 1871, un año antes de que Morse muriera. Morse sólo supo de puntos y rayas para poder comunicarse en tiempo real con alguien fuera del alcance de la vista.

Voy a utilizarme como ejemplo para hacer una sencilla comparación. Ciento cincuenta años después de inventado el telégrafo, en 1982, nací yo. En ese entonces sólo se usaba de modo cotidiano, el teléfono, el correo postal y en entornos privilegiados, el fax. La primera vez que hice una llamada por teléfono celular tendría unos doce años. La primera vez que navegué por Internet fue en la biblioteca de mi escuela cuando tenía unos catorce años y yo creyendo que el bibliotecario lo usaba para ver pornografía cuando descubrí que visitaba una página que se llamaba HOT-mail punto com. Ese fue mi primer acercamiento al correo electrónico.
Hoy en día, quince años más tarde, puedo escuchar y ver en tiempo real a alguien que se encuentre del otro lado del mundo. Ahora tengo teléfono celular, cuatro cuentas de correo electrónico, cuenta de Facebook, tres blogs, tengo Twitter, cuenta de Skype, uso el chat de Messenger, el chat de Gmail,..., a través de cualquiera de éstos me puedes encontrar y no soy ninguna excepción.
A diferencia de Morse, en mi corta vida he sido testigo de una constante modificación de las formas de comunicación. No necesito esperar a que se me caigan los dientes y pueda contar una historia a mis nietos de cómo el mundo era diferente cuando era joven. El mundo era diferente hace diez años.

La velocidad con la que hoy en día crecen las TIC, las tecnologías de la información y la comunicación, permite que seamos protagonistas en la historia de su evolución y de los impactos de éstas en la vida social, económica y política de nuestro entorno. Ya no como hitos aislados que marcan un antes y un después, sino como evoluciones que viajan en pendiente contante, hacia arriba, y que no han dejado de acelerar ante los ojos de toda persona común y corriente desde hace unos veinte años. Porque antes los avances tecnológicos estaban allá afuera, lejos. Eran imperceptibles, ajenos a nuestra cotidianidad. Ethernet existe desde los años setenta, pero no fue visible para los mortales, no-investigadores, no-Harvard, no-IEEE, sino hasta los noventa diría yo.
Desde que nací en 1982 y durante casi todo lo que restó del siglo XX, mi método de comunicación cotidiana fue el teléfono fijo. Teníamos clases en la escuela en las que nos enseñaban a enviar un correo electrónico. Eso hoy en día es impensable. Hoy en día los teléfonos móviles y los sistemas de comunicación evolucionan en nuestras manos, evolucionan de un día para otro. Los profesores de las asignaturas de comunicaciones ópticas deben actualizar su material didáctico de un semestre a otro porque lo último en tecnología ya cambió. Y sucede que los alumnos van corrigiendo a los profesores.

Ante este escenario, o nos subimos al tren o nos quedamos, el tren ya no se para. Al menos por unas cuantas décadas.
Les ofrezco unos datos reveladores:

El primer cable telefónico trasatlántico se tendió en 1956 con 36 canales. O sea que se podían hacer 36 llamadas al mismo tiempo entre América y Europa.
Veintitrés años después, en 1979 se tendió un cable con 4000 canales. ¡Uf que brinco! Mil veces más que en el 56. Bueno pues otros veintitrés años más tarde, en 2002 se tendió el VSNL, ahora con el equivalente a 80 millones de canales de voz, 20 mil veces más que en el 79. ¿Qué vendrá en 2025?

Mientras pensamos en eso regresemos a 1979, cuando 4000 canales de comunicación cruzaban el Atlántico, y cuando también nació uno de los mejores discos de la historia contemporánea. Vamos con algo de Pink Floyd. Esto es Another Brick in the Wall del disco The Wall. Volvemos con más.





Bueno, seguramente todos somos conscientes de lo mencionado anteriormente en cuanto a la velocidad a la que las tecnologías han evolucionado. El tema ahora es preguntarnos, ¿cómo debemos responder ante ello?
Tres aspectos fundamentales han de cambiar con las nuevas tecnologías de la información y la comunicación: los modos de obtener información, los modos de comunicarnos y los modos de organización social.

Lo interesante de las nuevas TIC es que ahora la comunicación se convierte en una que deja de ser desde un centro emisor activo hacia miles de receptores pasivos (como sucede en la televisión o la radio), para empezar a convertirse en miles de emisores activos hacia miles de receptores potencialmente activos.
Claro es que los medios de comunicación masiva ejercen conductas oligárquicas en las que unos cuantos deciden lo que se va a transmitir a los receptores. Cierto es que los fuertes poderes económicos y políticos dictan las líneas editoriales de la mayoría dichos medios masivos y, en consecuencia, la de la mayoría de los hogares, es decir, la opinión pública. Internet surge pues como fuente de información alternativa. Mi intención no es tanto debatir sobre la libertad de expresión en Internet, sus alcances temporales y espaciales, la gran heterogeneidad y diversidad que se pude hallar en las redes de tele-informática. La cuestión que pongo sobre la mesa es si éstas NTIC están siendo aprovechadas para crear  nuevos nichos de información, de calidad, ajenos a los grandes medios de comunicación, que realmente representen una opción alternativa a los dominados por las élites económicas y políticas.

En lo que respecta a los nuevos modos de comunicación los jóvenes han hecho buen trabajo acoplándose a las nuevas tecnologías. En sí los individuos, los que las tienen a su alcance, en general, lo han hecho sin problemas. Por otro lado, las grandes corporaciones también lo han hecho bien, el gran capital muchas veces da dirección a las áreas de crecimiento tecnológico, los banqueros, los gigantes de los medios masivos de comunicación, los gobiernos, todos ellos seguro que se han subido al tren, han adaptado los sistemas que los definen a las nuevas tecnologías. Entonces surge la pregunta: ¿Qué hay de los pequeños grupos? ¿Qué hay de los movimientos sociales, anti-capitalistas, de contra-información, disidentes, o en general, que luchan por la justicia social? ¿Se han (nos hemos) adaptado a este ritmo de crecimiento? Así de bote-pronto, sin ir demasiado lejos, consciente de una la necesidad de una reflexión más profunda, diría que no. Y me permito hacer una auto crítica. ¿Quienes nos están escuchando ahora mismo? ¿Quienes escuchan nómadaSintópico? ¿Cuántos por radio y cuántos por Internet? ¿Qué opina esta gente? No sólo no lo sabemos de cierto, no tenemos ni idea. Y mientras sigamos limitándonos a sólo un número telefónico ¡fijo! ¡de Barcelona! como único medio para que el auditorio se comunique con nosotros, seguiremos sin saberlo y limitando además nuestra capacidad de alcance. ¿Somos excepción o regla?

Internet no simboliza, por sí solo, la debacle de los monstruos de las comunicaciones y de ningún sistema capitalista. Lo que sí ofrece es la posibilidad de pararse en un escenario con las mismas oportunidades de lucha. Sólo la posibilidad, de nosotros depende el resto, basándonos en los nuevos modos de organización.

Sin duda la facilidad con la que contamos ahora para transmitir un mensaje, ha permitido una mayor difusión de demandas sociales, exigencias y descripción de acontecimientos prácticamente en tiempo real. Pero hasta qué punto resulta ser insuficiente. Hasta qué punto las cúpulas económicas y políticas han sabido contrarrestar estos mares de correos, "posts", twitterazos, feisbucazos. Victor Sampedro Blanco dice en el libro titulado Ciberactivismo de editorial Virus: "Si Internet está generando un nuevo espacio público, la capacidad liberadora del mismo va a depender de nuestra habilidad para interpelar desde él al Poder - no sólo simbólicamente - y para auto organizarnos en redes, no sólo virtuales, sino de carne y hueso."

Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación han permitido entonces, entre miles de cambios en muchos de los aspectos de vida individual y social de muchísimos hombres y mujeres, alternativas a tres cosas que han de ser los ejes de discusión dentro de esta cápsula:

Alternativas para comunicarnos, alternativas para informarnos y alternativas para organizarnos.

Qué iniciativas proponen dichas alternativas. Eso es lo que habremos de ir estudiando y debatiendo cada quince días. ¿Qué papel están jugando loas radios comunitarias y radios libres? ¿Qué es contra-información? ¿Qué es software libre? ¿Quiénes son esos de nodo50 e Indymedia? ¿Qué es el ciberactivismo y el hacktivismo? ¿Ciberfeminismo, ciberguerrillas, desobediencia civil electrónica?
Aunque ya por ahí dijeron, no habrá que caer en los excesos porque mejor Redes y amor de carne y hueso, en lugar de cibersexo.

El grupo británico The Buggles escribió en 1979 una canción titulada "Video killed the radio star" En ella profetizaban la muerte de la música a través de la radio con la llegada de la música televisada. Esto, como sabemos, no sucedió, como tampoco creo que mueran los demás medios de comunicación con la llegada de Internet y otras tecnologías de comunicación. Lo importante es usarlas para crear alternativas reales.

Nos despdimos pues con esta rola de The Buggles. Video killed the radio star. Seguimos en nómadaSintópico aquí en Contrabanda, no se vayan.