Lo que sea poco probable que suceda debe enfrentarse como si no existese. Si no existe, no hay dónde implantar el miedo.
No dejemos de salir a la calle en un día lluvioso porque exista la posibilidad de ser abatidos por un rayo que entre por la cabeza y estalle las yemas de nuestros dedos. Pues lo mismo para todo lo demás.

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