DI NO A TUS DOGMAS

martes, 2 de febrero de 2010

La incomodidad de la mirada

¿Por qué cuando va uno en el metro y ve directamente a los ojos de alguien más, éste aleja la mirada? También yo hago lo mismo. Decidí que no hay razón clara para actuar así y desde hace unas semanas que veo a la gente a los ojos y aunque me volteen a ver no me meneo. Ahí me quedo, quieto y sereno. Y entonces esa otra persona deambula con sus globos hacia otros rincones del vagón y se sorprende de regresar a los míos y encontrlos ahí nuevamente, inmóviles, clavados. Y se repite la huída. A veces me causa gracia, pero luego me pregunto si la gente se siente un poco acosada.

¿Qué es lo que nos hace querer evitar el contacto visual de un desconocido? La respuesta la ando buscando en el subsuelo. Aún no hay nada convincente.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Intimidad... la intimidad de la mirada...

...Por unos segundos ese contacto es más que una mirada, si observas bien y tienes la sensibilidad podrás notarlo al instante...

Yo tampoco lo sé, lo supongo pues no acostumbro mirar pero mucho menos acostumbro dejar que me miren.

Interesante blog, bastante... mmm.. ¿humano?...

Gabriel dijo...

Una amiga cubana me decía que uno de los choques culturales más fuertes que había sufrido ella los primeros meses de su residencia en México fue darse cuenta de eso, no poder tener contacto con la gente de la calle, ni con el cuerpo, ni con la plática, ni con la mirada. "Tú te subes al camión en La Habana e inmediatamente te pones a hablar con el de enfrente, no importa si nunca lo has visto en tu vida." Lo mencionaba a propósito de lo que ella llamaba la hipocresía mexicana, que nos lleva siempre por la tangente en vez de decir directa y sinceramente lo que queremos y pensamos de la otra persona. Los silencios, los eufemismo y las simples sugerencias dejan la duda, y la duda una sensación de vulnerabilidad. ¿Qué me ves, qué quieres? ¿Te burlas, me atacas, me juzgas, piensas eso que nunca me vas a decir o me dirías a medias sin mirarme a los ojos?

andriux dijo...

bueno, depende de la mirada... que álguien te mire fijamente sin desviarla puede ser desde repugnante hasta divertido, pasando por coqueto, amigable, etc...

yo he hecho un experimento desde hace unos meses, cuando noto que álguien me mira fijamente, le sonrío. Es interesante ver las reacciones, pero normalmente después de un instante de sorpresa sonríen de vuelta, es como si se extendiera un pequeño puente de no hostilidad.